VIAJE A LA BODEGA BARON DE LEY



Salimos el viernes de nuestra Sede Social y nuestra primera parada fue en Palencia para cenar.
Cenamos en una antigua bodega muy bonita, comenzando por una parrilla de verduras y unas chuletillas que entraron muy bien y todo esto acompañado de un ARCO DE CURIEL 2007 de buen paladar.








Al salir del restaurante, tuvimos oportunidad de recoger algunas instantáneas muy representativas del momento y del lugar.

















El Hotel de hospedaje sería el AC PALENCIA, nuevo y situado a las afueras de Palencia en un lugar muy tranquilo y hermoso.





Al día siguiente a las diez y media salimos camino de Logroño, donde en las instalaciones de la Bodega Barón de Ley nos esperaban para hacer el recorrido y agasajarnos con unos pinchos de jamón y queso, todo ello acompañado como no de un Barón de Ley tinto crianza y como novedad un Barón de ley blanco que sorprendió a los más entendidos.



Ante un día maravilloso, se nos enseño la Finca, el Palacio (donde un socio estuvo a punto de perder a su pareja) y las bodegas para finalizar la visita en un el restaurante de un pueblo cercano donde fuimos invitados a comer por la firma comercial.










Chuletillas, Chuletones, espárragos etc. todo ello bañado con vinos de la Bodega: Barón de Ley Finca Monasterio, café y chupitos, hacían presagiar que la noche no sería menos. 









Y así fue metidos en plena calle Laurel (Logroño ) a las 21,30 comenzó una Odisea por los pequeños y recoletos bares y tabernas donde a base de pincho y vino la noche se alargó hasta las tantas, esto hizo del viaje a Logroño, el que a día de hoy se vuelva a reclamar la repetición del mismo.






Anecdótico de este viaje es reseñar que la noche confundió a la mayoría de los componentes del grupo que en un momento de desvarío comieron caracoles, algo impensable horas antes del comienzo de la jornada.







El Hotel Marqués de Murrietar nos dio cobijo esa noche a los miembros de la Peña.
Al día siguiente a las 10,30 se sale de Logroño con destino a Santander, para comer en Casa Setien, donde las nuevas instalaciones y la comida servida, puso un broche final de viaje inmejorable.